Palabras clave: Cirugía de cara, carcinoma metatípico, colgajo cérvico-facial
INTRODUCCIÓN
El carcinoma metatípico, también conocido como carcinoma
basoescamoso (CBE), es considerado un subtipo controvertido de
carcinoma basocelular (CBC); sin embargo, debido a su curso
clínico agresivo y su mayor tendencia a recurrencia y
metástasis, la Red Nacional Integral del Cáncer (NCCN) lo
clasifica como carcinoma de células escamosas(1). Esta neoplasia
posee características intermedias entre el carcinoma basocelular
y el carcinoma de células escamosas o espinocelular (CEC); se
compone por áreas tanto de células basaloides como de
células escamosas presentando una zona de transición que
representa la diferenciación de una estirpe celular a otra. Esta
neoplasia es frecuentemente infradiagnosticada debido a que no posee
características clínicas ni histológicas
definidas, por lo que se suele diagnosticar erróneamente como un
CBC o CEC. Asimismo, no existen protocolos de tratamiento
estandarizados para dicha variante(2).
Representa un reto diagnóstico debido a sus diferentes formas de
presentación clínica y su baja incidencia dentro de la
casuística de cáncer de piel. En este artículo se
presenta el caso de un varón de 86 años con un CBE que se
expresó en un colgajo cérvico-facial previo.
Presentación del caso
Información del Paciente
Paciente masculino de 86 años de edad, de profesión
agricultor, con antecedente de diabetes mellitus; quien ha presentado
lesiones neoplásicas en piel de tipo espinocelular y basocelular
en región máxilo-auricular, tórax y manos,
ameritando intervenciones quirúrgicas en varias oportunidades.
La última cirugía se realizó en el año
2020, en el Instituto Hospital Universitario de Los Andes (IHULA),
donde fue sometido a: Resección local amplia con márgenes
oncológicos + Disección radical modificada de hemicuello
izquierdo + Reconstrucción con colgajo cérvico-facial (
Figura 1).
Paciente refirió inicio de enfermedad actual 6 meses previo a la
consulta, dado por neoformación eritematosa, en región
facial izquierda, de 0,5 cm de diámetro, blanda, indolora, que
aumentaba progresivamente de tamaño; motivo por el cual
acudió a servicio de Cirugía General del Hospital II San
José de Tovar en el Estado Mérida, donde se
evidenció lesión eritematosa, de bordes definidos,
sobreelevada, de consistencia blanda, indolora, unilateral,
asimétrica y exofítica, de 1,7 x 1,0 cm de
diámetro, localizada en piel del colgajo de región
cigomática izquierda. Se procedió a realizar toma de
biopsia incisional.
Reporte histopatológico de biopsia incisional: Carcinoma
metatípico o mixto (carcinoma epidermoide en un 70% y carcinoma
basocelular en un 30%). Bordes de resección quirúrgica
laterales y profundo: comprometidos por la lesión.
Infiltración nerviosa: negativo.
Seguimiento y Resultados
Transcurridos 2 meses, se evidenció evolución de dicha
lesión, presentándose ulcerada, de coloración
blanco amarillenta, con bordes eritematosos, no dolorosa a la
palpación, con salida de secreción serosa no
fétida, de aproximadamente 2,0 x 1,5 cm de diámetro. No
se realizó estudio de imagen (TC) pese a haberse solicitado.
En vista del diagnóstico previo de carcinoma metatípico,
se llevó a mesa operatoria con plan quirúrgico de:
Resección local amplia con márgenes oncológicos +
Reconstrucción inmediata con injerto libre; sin embargo, en el
transoperatorio se decide: Resección local amplia con
márgenes oncológicos + Reconstrucción inmediata
con colgajo miocutáneo cérvico-facial.
Reporte histopatológico de biopsia escisional: Carcinoma
metatípico (diferenciación a carcinoma basocelular y
focos de diferenciación escamosa o epidermoide). Tamaño
de la muestra: 4,5 x 4,0 cm. Tamaño de la lesión: 4,2 x
4,0 cm. Borde de resección quirúrgica lateral más
cercano: localizado a 0,4 cm. Borde de resección
quirúrgica profundo: libre de lesión. Infiltración
nerviosa: negativo. Desmoplasia: severa. Embolización tumoral a
vasos sanguíneos: negativo (
Figura 2).
El estudio histológico evidenció la presencia de dos
tipos de células: basales basofílicas con escaso
citoplasma, núcleos hipercromáticos con empalizada
periférica y retracción peritumoral; y alrededor,
células de mayor tamaño, claras, con moderado citoplasma
y queratinización focal. En vista de lo cual, se concluyó
el diagnóstico de: carcinoma basoescamoso o metatípico,
con bordes de resección negativos para malignidad; sin
infiltración nerviosa ni embolización tumoral a vasos
sanguíneos.
Actualmente, el paciente lleva estrecho seguimiento por el servicio de
Cirugía General del Hospital II San José de Tovar, con
evolución satisfactoria de la enfermedad, sin aparición
de lesiones recurrentes (
Figura 3).
DISCUSIÓN
El carcinoma metatípico fue descrito por primera vez en 1894 por
Beadles, quien reportó un caso de un carcinoma con
características basaloides y escamosas adyacentes, sin
separación evidente, en una úlcera de un roedor. En 1910,
MacCormac describió estas mismas características
tumorales entremezcladas en úlceras de un conjunto de roedores.
En 1928, Montgomery identificó células de
transición entre el carcinoma de células basales y
escamosas que denominó “epitelioma basal de células
escamosas”(3).
En el año 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
proporcionó una descripción del CBE, que fue discutida
por García y cols. en 2009, definiéndose como un
“tumor de crecimiento infiltrativo, con áreas de
queratinización y/o formación de puentes intercelulares,
en el contexto de una reacción estromal proliferativa
prototípica”. A pesar del reconocimiento de estas
características histopatológicas, aún existe una
controversia sobre cómo debe clasificarse(3, 4). La clasificación de los tumores de piel de la OMS, lo describe como CBC con diferenciación escamosa (5).
Se estima que la incidencia del CBE oscila entre el 1,2% al 2,7% de
todos los carcinomas cutáneos. Se evidencia un predominio en el
sexo masculino y un pico de mayor incidencia en la séptima
década de la vida(2) . Se presenta predominante en personas con
piel clara (fototipo 1 y 2 según Fitzpatrick). La mayoría
de las lesiones se localizan en áreas con gran exposición
a la radiación ultravioleta, tales como cabeza y cuello, en un
82 a 92% con predilección por la región perinasal y
centrofacial, aunque también puede aparecer en párpados,
tronco y extremidades(3). El paciente del caso presentado cumple con todas las características previamente descritas.
Existen algunos factores causales implicados en la
etiopatogénesis del CBE, tales como: exposición a la
radiación ultravioleta (UV), a rayos X, a carcinógenos
como arsénico inorgánico, a humo de cigarrillo; no
obstante, grosso modo es el resultado de una predisposición
local, asociada a fotodaño, y alteraciones sistémicas
como inmunosupresión(6) . Es importante tomar en
consideración que la profesión de nuestro paciente,
conlleva a exposición solar sostenida en el tiempo, quien
además, habita una zona geográfica en Los Andes
venezolanos, con una altitud de 1400 m.s.n.m; lo que supone un factor
de riesgo adicional, ya que es bien sabido que a mayor altitud, la
atmósfera se hace más delgada por lo que absorbe una
menor proporción de radiación UV; teniéndose que
por cada 1000 m.s.n.m. la intensidad de dicha radiación que
penetra la superficie terrestre aumenta hasta en un 12 %(7, 8) . En el
mismo orden de ideas, existe evidencia que demuestra que agentes
agroquímicos como el glifosato (muy empleado en la
región) y los herbicidas a base de este, exhiben efectos
citotóxicos y genotóxicos, además de aumentar el
estrés oxidativo, y presuntamente condicionar algunos tipos de
cáncer(9).
Lo llamativo del caso clínico abordado, es que la neoplasia se
expresó en piel de un injerto autólogo previo, sin
relación con las áreas de cicatrización,
proveniente de una zona con menor grado de fotoexposición.
Mougelet al ., reportó una incidencia de CBE en receptores de
trasplantes de órganos baja (0,34%), comparable con la de los
linfomas cutáneos y melanoma. Describió el desarrollo de
CBE en 12 individuos (0,34%) receptores de órganos (9 injertos
de riñón, 2 de corazón y 1 de pulmón), a
una edad media de 58,4 ± 6,9 años(10) . No se encontraron
en la literatura reportes previos de carcinoma metatípico
expresado en injertos autólogos de piel.
Clínicamente se describe como una neoformación, de
coloración rojiza, pigmentada, de superficie escamosa o
queratósica, de consistencia sólida y de rápido
crecimiento. Predominan las formas ulceradas con bordes elevados y
evertidos, sobre un fondo de aspecto infiltrado. Sin embargo, posee una
gran variabilidad de presentación clínica, pudiendo
confundirse con un gran número de patologías como CBC,
CEC, enfermedad de Bowen, queratosis actínica, entre otras(11) .
El comportamiento biológico agresivo y el curso clínico
distinguen al CBE de otras formas de CBC. La descripción
anterior se correlaciona con el caso reportado, puesto que la
lesión se manifestó como una neoformación
eritematosa, ulcerada, con bordes sobreelevados, que presentó
crecimiento rápido.
Si bien no existen protocolos terapéuticos estandarizados para
esta entidad, el manejo es fundamentalmente quirúrgico.
Según algunas literaturas, se recomienda un margen de
resección de 4 a 6 mm para lesiones <2 cm de diámetro,
y mayor de 6 mm para las ubicadas en áreas con gran
fotoexposición. En caso de lesiones >2 cm, se debería
realizar cirugía micrográfica de Mohs(12). Skaria informó una tasa de recurrencia de 8,9% para CBE con la cirugía de Mohs (13), inferior al 12-45% que se reporta después de la cirugía clásica (14)
. La intervención en nuestro paciente consistió en una
resección local amplia con márgenes oncológicos;
siendo la cirugía tradicional la técnica más
frecuentemente empleada(12).
Como ya se mencionó, no hay características
clínicas específicas para distinguir el CBE de otros
tipos de CBC y el diagnóstico se realiza únicamente a
través de una biopsia. Existen varias definiciones
histológicas de CBE que van desde una combinación
característica de CBC y CEC con o sin zona de transición,
hasta cualquier CBC con evidencia de queratinización(4) .
Histológicamente, se describen dos variedades o subtipos: el
intermedio y el mixto; siendo la variedad intermedia la más
frecuente (80%). En ésta se evidencian zonas de
transición, islotes tumorales bien definidos combinando
características de CBC y CEC. Mientras que la variedad mixta
representa 20% de los casos, y se caracteriza por presentar
células basales y escamosas en iguales proporciones(15). El paciente de nuestro caso clínico, expresó el subtipo intermedio.
Betti et al., describió una estrecha relación entre el
subtipo histológico intermedio y los márgenes positivos
del tumor posterior a la cirugía escisional,
característica que indica mayor agresividad (p = 0.016)
así como la necesidad de un tratamiento más radical(12).
Dentro de las características microscópicas del CBE se
describe la presencia de nidos y cordones de células basaloides
dispuestas en empalizada, con escaso citoplasma basofílico y
núcleo uniforme e hipercromático; observándose
numerosas mitosis. En relación a los anteriores se encuentran
cúmulos de células escamosas, con abundante citoplasma
eosinofílico, con puentes intercelulares(6). Esta descripción es bastante similar a la reportada en la biopsia del caso presentado.
Se ha descrito un alto riesgo de recurrencia y metástasis,
incluso mayor que los CBC y CEC respectivamente, lo que supone un
pronóstico desfavorable para los pacientes con esta variedad. Se
han reportado tasas de recurrencia que oscilan entre 12% y 50% para los
CBE de cabeza y cuello, con tasas de metástasis entre 5% y 7,4%
en seguimientos de hasta 20 años(4) . Específicamente,
para el CBE metastásico se estima una supervivencia libre de
enfermedad de 1,1 años en estadios avanzados; siendo los
principales órganos afectados pulmón, hueso y cerebro,
después de la afectación ganglionar locorregional(1, 6) .
La presencia de márgenes positivos posteriores a la
resección quirúrgica, la invasión ganglionar
linfática y perineural y el sexo masculino se describen como
indicadores de mal pronóstico; por lo que se recomienda realizar
estudios de extensión y seguimiento a largo plazo.
CONCLUSIÓN
El CBE es un tumor relativamente raro, sin embargo, dado su curso
clínico agresivo y su gran potencial de recurrencia y
metástasis, cobra relevancia el diagnóstico oportuno. No
existe todavía un consenso sobre sus características
histológicas ni clínicas, lo que dificulta su
caracterización y adecuado manejo. Por ende, es importante tener
presente esta entidad como diagnóstico diferencial en casos de
CBC refractarios a tratamiento. Pese a no haber un protocolo
terapéutico estandarizado, el abordaje en general, consiste en
la resección temprana con márgenes libres, descartando la
presencia de metástasis ganglionares o a distancia.
Contribución de los Autores
RRS: Manejo clínico quirúrgico, concepción y
revisión del caso clínico. BD: Manejo clínico
quirúrgico, concepción y revisión del caso
clínico. EJ: Manejo clínico del caso, concepción y
revisión del caso clínico. GDA: Manejo clínico del
caso, concepción y elaboración del manuscrito. TAG:
Concepción, elaboración del manuscrito, revisión
de literatura. Todos los autores participaron en la revisión
crítica del artículo y en la aprobación de la
versión final del manuscrito.
Fuentes de financiamiento: Esta investigación no recibió financiamiento de ningún ente público o privado
Conflicto de Intereses
Los autores declaran no tener conflicto de interés alguno sobre el presente estudio.
REFERENCIAS
1. Zhu GA, Danial C, Liu A, Li S, Su Chang AL. Overall and
progression-free survival in metastatic basosquamous cancer: a case
series. Journal of the American Academy of Dermatology.
2014;70(6):1145-6. Epub 2014/05/17. doi: 10.1016/j.jaad.2014.03.003.
PubMed PMID: 24831322.
2. Hornillos de Villota M, Pozo Kreilinger JJ, del Castillo Pardo de
Vera JL, Cebrián Carretero JL. Carcinoma basoescamoso
diseminado. A propósito de un caso. Revista Española de
Cirugía Oral y Maxilofacial. 2021;43:166-9.
3. Tan CZ, Rieger KE, Sarin KY. Basosquamous Carcinoma: Controversy,
Advances, and Future Directions. Dermatologic surgery: official
publication for American Society for Dermatologic Surgery [et al].
2017;43(1):23-31. Epub 2016/06/25. doi: 10.1097/dss.0000000000000815.
PubMed PMID: 27340741.
4. Garcia C, Poletti E, Crowson AN. Basosquamous carcinoma. Journal of
the American Academy of Dermatology. 2009;60(1):137-43. Epub
2008/12/24. doi: 10.1016/j.jaad.2008.09.036. PubMed PMID: 19103364.
5. Shukla S, Khachemoune A. Reappraising basosquamous carcinoma: a
summary of histologic features, diagnosis, and treatment. Archives of
dermatological research. 2020;312(9):605-9. Epub 2020/03/14. doi:
10.1007/s00403-020-02058-1. PubMed PMID: 32166375.
6. Vences C, Torres G, Ramos G, Caballero A. Carcinoma basocelular
metatípico en una paciente de 16 años. Rev Cent Dermatol
Pascua. 2009;18(1):19-21.
7. González-Delatorre A, Terán-Ángel G,
Ortega-Moreno ME, Montilla-Calderón LE. Determinación de
los hábitos de exposición solar y prácticas de
fotoprotección, en individuos que se ejercitan al aire libre, en
la región andina venezolana. Iatreia. 2022;36(2):197-209. doi:
10.17533/udea.iatreia.169.
8. Organizacion munidal de la Salud, Organización
Meteorológica Mundial, Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente, Comisión Internacional de Protección
contra la Radiación no Ionizante. Indice UV solar mundial,
guía práctica. Ginebra: OMS, 2003.
9. Peillex C, Pelletier M. The impact and toxicity of glyphosate and
glyphosate-based herbicides on health and immunity. Journal of
immunotoxicology. 2020;17(1):163-74. doi:
10.1080/1547691x.2020.1804492. PubMed PMID: 32897110.
10. Mougel F, Kanitakis J, Faure M, Euvrard S. Basosquamous cell
carcinoma in organ transplant patients: a clinicopathologic study.
Journal of the American Academy of Dermatology. 2012;66(5):e151-7. Epub
2011/06/24. doi: 10.1016/j.jaad.2010.11.045. PubMed PMID: 21696852.
11. Barreda-Zaleta L, Pérez-Rojas D, de la Torre R. Carcinoma
basoescamoso. A propósito de un caso y la importancia de la
revisión clínica y dermatoscópica.
Dermatología Cosmética, Médica y
Quirúrgica. 2021;19(1):16-9.
12. Betti R, Crosti C, Ghiozzi S, Cerri A, Moneghini L, Menni S.
Basosquamous cell carcinoma: a survey of 76 patients and a comparative
analysis of basal cell carcinomas and squamous cell carcinomas.
European journal of dermatology : EJD. 2013;23(1):83-6. Epub
2012/12/15. doi: 10.1684/ejd.2012.1890. PubMed PMID: 23238332.
13. Skaria AM. Recurrence of basosquamous carcinoma after Mohs
micrographic surgery. Dermatology (Basel, Switzerland).
2010;221(4):352-5. Epub 2010/10/07. doi: 10.1159/000320127. PubMed
PMID: 20924160.
14. Leibovitch I, Huilgol SC, Selva D, Richards S, Paver R.
Basosquamous carcinoma: treatment with Mohs micrographic surgery.
Cancer. 2005;104(1):170-5. Epub 2005/06/02. doi: 10.1002/cncr.21143.
PubMed PMID: 15929123.
15. Alcalá-Pérez D, Ramos-Garibay J,
Martínez-Guerra E, Gonzalez J. Carcinoma basocelular
metatípico: «el gran simulador». Rev Cent Dermatol
Pascua. 2017;26(3):100-3.


