PANCREATITIS AGUDA. ARTÍCULO DE
REVISIÓN
Jesús Velázquez Gutiérrez1, Morella Vargas Useche2
- Cirujano de vías digestivas-Especialista en nutrición clínica
-
Miembro Honorario SVC. Correspondencia: jovegu@gmail.com
- Médico nutriólogo-Magister en nutrición
RESUMEN
La pancreatitis aguda (PA) se define como un proceso inflamatorio agudo
del páncreas el cual puede comprometer otros órganos y
tejidos. El diagnóstico requiere al menos 2 de las siguientes
características: dolor abdominal de moderada a fuerte
intensidad, acompañado de náuseas y vómito;
evidencia bioquímica de pancreatitis y/o evidencia por
imágenes a través de tomografía axial
computarizada dinámica (TACD) y/o la resonancia magnética
(RM) del páncreas. Es la enfermedad gastrointestinal aguda
más común que requiere ingreso hospitalario, siendo la
evolución favorable en la mayoría de los casos (80%). Sin
embargo, la pancreatitis necrotizante puede desarrollarse en hasta el
20% de los pacientes y se asocia con tasas significativas de
insuficiencia orgánica temprana (38%). Los trastornos
metabólicos y el ayuno comprometen el estado nutricional lo que
podría agravar el curso de la enfermedad, por ello la vía
de administración de la terapia nutricional ha demostrado tener
un impacto en la evolución de los pacientes. Ahora existe una
mejor definición de cuales pacientes con PA necesitan una
terapia nutricional agresiva y cuales son aquellos que probablemente se
beneficiarán de una nutrición enteral temprana.
Palabras clave: pancreatitis aguda, nutrición enteral temprana, artículo de revisión
Acute Pancreatitis. Review Article
ABSTRACT
Acute pancreatitis (AP) is defined as an acute inflammatory process of
the pancreas which can compromise other organs and tissues. The
diagnosis requires at least 2 of the following characteristics:
moderate to severe abdominal pain, accompanied by nausea and vomiting;
biochemical evidence of pancreatitis and/or imaging evidence through
dynamic computed axial tomography (TACD) and/or magnetic resonance
imaging (MRI) of the pancreas. It is the most common acute
gastrointestinal disease that requires hospital admission, with a
favorable evolution in most cases (80%). However, necrotizing
pancreatitis can develop in up to 20% of patients and is associated
with significant rates of early organ failure (38%). Metabolic
disorders and fasting compromise the nutritional status which could
aggravate the course of the disease, therefore the route of
administration of nutritional therapy has been shown to have an impact
on the evolution of patients. There is now a better definition of which
AP patients need aggressive nutritional therapy and which are likely to
benefit from early enteral nutrition.
Key words: acute pancreatitis, early enteral nutrition, review
INTRODUCCIÓN
La pancreatitis aguda (PA) se define como un proceso inflamatorio agudo
del páncreas con implicación variable de otros tejidos.
Recientemente se han identificado dos fases distintas de la PA: (I)
fase temprana de la enfermedad (primera semana), caracterizada por un
síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) y/o
fallo orgánico; y (II) una fase tardía (> 1 semana),
caracterizada por complicaciones locales. En su manejo, es fundamental
reconocer la importancia de la insuficiencia orgánica en la
determinación de la gravedad de la enfermedad y el papel que
juega la terapia nutricional en la evolución, así mismo,
reconocer cual es el momento adecuado para realizar una
intervención quirúrgica.
MÉTODO
Se realizó una revisión, análisis y
síntesis de la literatura publicada en Pubmed, Medline,
Biblioteca Cochrane y revistas científicas especializadas.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
El diagnóstico de PA requiere de al menos 2 de las siguientes
características: dolor abdominal acompañado de
náuseas y vómito; evidencia bioquímica de
pancreatitis y/o evidencia por imágenes (tomografía axial
computarizada dinámica (TACD) y/o resonancia magnética
del páncreas), sin embargo, estos dos estudios se deben reservar
para pacientes que no mejoran clínicamente en las primeras 48-72
horas del ingreso hospitalario o para evaluar las complicaciones.(1,2)
Desde el punto de vista bioquímico, además de los valores
elevados de la amilasa y lipasa, (> 3 veces el límite
superior de lo normal) se considera que un nivel de proteína C
reactiva ≥150 mg/dL al tercer día del inicio de la
pancreatitis puede ser utilizado como factor pronóstico para
casos agudos graves.(3) El hematocrito >44% representa un factor de riesgo independiente de necrosis pancreática (4)
y valores de urea >20 mg/dL representa un predictor de mortalidad.
La procalcitonina es la prueba de laboratorio más sensible para
la detección de infección pancreática, valores
séricos ≥ 3.8 ng/mL a las 96 horas después del inicio
de la pancreatitis es un indicador de necrosis infectada con una
sensibilidad y especificidad del 93%.(5)
La evolución de la enfermedad es favorable en la mayoría
de los casos (80%). Sin embargo, se puede desarrollar pancreatitis
necrotizante en 20% de los pacientes y se asocia con tasas
significativas de insuficiencia orgánica temprana (38%),
necesidad de intervención (38%) y muerte (15%). Por tanto, es
importante el diagnóstico temprano, o mejor aún, predecir
un episodio de PA severa e identificar a los pacientes con alto riesgo
de desarrollar complicaciones.(6)
Clasificación
Se clasifica en tres categorías:
PA leve: Cuadro clínico que se caracteriza por la ausencia de
falla orgánica y ausencia de complicaciones locales y/o
sistémicas, con una mortalidad muy baja. Es un proceso auto
limitado durante el curso de la hospitalización y puede ser
manejado con fluidos IV, analgésicos y un rápido retorno
a la vía oral.(3)
PA moderadamente severa: Se caracteriza por complicaciones locales en ausencia de insuficiencia orgánica persistente. (3) La insuficiencia orgánica es transitoria con una duración <48 horas. (7)
PA severa: Esta ocurre en el 15-20% de los pacientes (8) y se define
por la presencia de insuficiencia orgánica persistente
(cardiovascular, respiratoria y/o renal) y alta mortalidad.(3) Los
pacientes que tienen insuficiencia orgánica y necrosis infectada
tienen el mayor riesgo de muerte y deben ser ingresados en una unidad
de cuidados intensivos siempre que sea posible.(5)
En una revisión sistemática y un meta análisis con
un total de 6970 pacientes, la tasa de mortalidad en pacientes con
necrosis infectada e insuficiencia orgánica fue del 35,2%,
mientras que la necrosis estéril y la insuficiencia
orgánica concomitantes se asoció con una mortalidad del
19,8%. En pacientes que tenían necrosis infectada sin
insuficiencia orgánica, la mortalidad fue del 1,4%.(9)
Existen herramientas que permiten predecir la gravedad de la PA,
categorizadas como sistemas de puntuación clínica, tienen
como objetivo la estratificación de la gravedad e identificar a
los pacientes en riesgo de desarrollar resultados negativos
importantes, que incluyen insuficiencia orgánica persistente,
necrosis pancreática infectada y muerte, además permiten
clasificar a los pacientes al nivel de atención adecuado para
disminuir la morbilidad y la mortalidad. Las más usadas son los
criterios de Ranson, APACHE II, índice de cabecera en PA
(BISAP), escala de Glasgow-Imrie, índice de gravedad de TACD y
la escala japonesa de severidad.
BISAP, un sistema de puntuación de pronóstico
desarrollado recientemente es un método simple para la
predicción de PA severa en comparación con los sistemas
de puntuación tradicionales; evalúa nivel de
nitrógeno ureico en sangre, deterioro del estado mental de
acuerdo a la escala de Glasgow, presencia del Síndrome de
Respuesta Inflamatoria Sistémica, edad> 60 años y
derrame pleural en la radiografía; con una puntuación
≥3 puntos el riesgo de mortalidad es de 5-20%. Es útil porque
estratifica a los pacientes dentro de las primeras 24 horas de ingreso.
(10,11)
Otros factores clínicos utilizados para evaluar la gravedad
incluyen las comorbilidades, la oliguria, el dolor abdominal de rebote,
alteración del estado mental y los hematomas abdominales y en el
flanco.(12)
Tratamiento médico
Las pautas generales recomiendan reanimación temprana con líquidos, se debe comenzar con 250-500 mL/hr (7) con el objetivo de mantener la diuresis en ≈0.5 mL/kg/hr si no hay lesión renal aguda.(12)
Oxígeno suplementario, especialmente en pacientes de edad
avanzada, también mejora los resultados. La analgesia es otro
aspecto importante del tratamiento de la PA temprana; controlar la
glicemia, un nivel de azúcar en sangre> 180 mg/dL al ingreso
en un paciente no diabético se asocia con un aumento de la
mortalidad.(11)
Terapia nutricional: Los principios de terapia nutricional en el
paciente con PA han tenido cambios importantes en los últimos
años. El fracaso en mantener la integridad de la mucosa
intestinal se correlaciona con una mayor severidad de la enfermedad y
un aumento en la frecuencia de complicaciones.
La PA genera un estado de estrés hipermetabólico el cual
lleva a deterioro del estado general y compromiso del estado
nutricional. Al igual que en la sepsis, los pacientes con PA presentan
un patrón metabólico típico de inflamación
sistémica; el catabolismo proteico elevado y proteólisis
del músculo esquelético aumentan las concentraciones
séricas de aminoácidos aromáticos, con
disminución de los niveles de aminoácidos de cadena
ramificada, ureogénesis acelerada y disminución de la
concentración de glutamina en el suero y músculo
esquelético, La pérdida neta de nitrógeno puede
ser de hasta 20 a 40 g/d y el balance de nitrógeno negativo se
asocia con una mayor mortalidad.(13)
De igual manera se presenta alteración en el metabolismo de los
carbohidratos la cual es causada por un aumento en la secreción
de cortisol y catecolaminas, aumento de la relación
glucagón/insulina, trastorno en la función de las
célulasβ y resistencia a la insulina, en consecuencia, se
ha evidenciado intolerancia a la glucosa en el 40 a 90% de los
pacientes. La evidencia de intolerancia a los carbohidratos ha sido
demostrada en un aumento de la mortalidad por encima del 15%.(14)
Los trastornos en el metabolismo de las grasas ocurren solamente en el
12 a 15% de los pacientes, puede resultar en hipertrigliceridemia con
aumento de la mortalidad por encima del 33%.(14,15)
En relación a los micronutrientes, se presenta hipocalcemia en
25% de los pacientes, aumento en la calcitonina e hipoalbuminemia. El
abuso crónico de etanol predispone a los pacientes a
hipomagnesemia, disminución en las concentraciones de zinc y
deficiencia de tiamina y folato.
La activación intra acinar del tripsinógeno que da como
resultado una lesión acinar regula al alza los mediadores
proinflamatorios, la liberación de citocinas, inflamación
sistémica y lesión microcirculatoria, esto finalmente
conduce a una hipoperfusión de la mucosa intestinal, lo que
resulta en una pérdida de la integridad de la barrera intestinal
y translocación de la flora intestinal.(13)
Con el conocimiento de que la inflamación juega un papel central
en el inicio y la progresión de la PA, los beneficios de la
terapia nutricional para modular la respuesta al estrés
oxidativo y contrarrestar los efectos catabólicos durante la
fase inicial de la PA son primordiales.
El principal beneficio de la nutrición enteral (NE) es su efecto
inmunológico, que incluye el mantenimiento de la motilidad
intestinal normal y la producción de IgA, la prevención
del crecimiento excesivo de bacterias y la disminución de la
translocación bacteriana y la permeabilidad intestinal.(13) La
terapia nutricional reduce la gravedad general de la enfermedad, medida
mediante PCR e hiperglicemia, y provoca una resolución
más rápida del proceso de la inflamación
sistémica y disminución de la estancia hospitalaria.(16)
Tradicionalmente, los pacientes con PA se mantenían sin
tratamiento por vía oral o nada por boca hasta la
resolución del dolor o la normalización de las enzimas
pancreáticas para permitir el “reposo
pancreático”, este dogma carece de justificación ya
que la evidencia actual demuestra los beneficios del enfoque opuesto,
es decir, la alimentación temprana. Se ha demostrado que
mantener NE ayuda a proteger la barrera de la mucosa intestinal y
reduce la translocación bacteriana, reduciendo así el
riesgo de necrosis peri pancreática infectada.(2)
En los últimos años varios estudios han demostrado que
las complicaciones sépticas se pueden reducir cuando el paciente
recibe NE temprana. Un meta análisis de Petrov y colaboradores
incluyó 11 ensayos controlados aleatorios, los autores
demostraron que los beneficios óptimos de la NE ocurrieron
cuando se inició dentro de las 48 horas posteriores al inicio de
la PA, igualmente las tasas de falla multiorgánica,
complicaciones infecciosas y la mortalidad se redujeron
significativamente.(17,18)
Bakker y colaboradores demostraron que, en el grupo de NE de 8 estudios
clínicos aleatorizados, la mortalidad, la insuficiencia
orgánica y la necrosis infecciosa se redujeron
significativamente en los pacientes que recibieron NE dentro de las 24
horas frente a los pacientes que recibieron NE a las 24 horas
posteriores al ingreso (19% frente a 45%, p <0,05).(19,20)
Jiang (21) mediante un meta análisis evalúa la
efectividad y seguridad de la NE temprana vía sonda
nasogástrica en paciente con PA severa. Se evaluaron tres
estudios prospectivos controlados que incluyeron 131 pacientes, el meta
análisis demostró que no hubo diferencias significativas
en cuanto al porcentaje de mortalidad en pacientes alimentados por
vía nasogástrica versus vía convencional, no hubo
diferencias en relación a tiempo de estancia hospitalaria,
complicaciones infecciosas o síndrome de deficiencia
orgánica múltiple.
Tres estudios clínicos aleatorizados que compararon la
vía de alimentación nasoyeyunal con la
nasogástrica en pacientes con PA severa(22-24) no mostraron diferencias en cuanto a tolerancia, tasas de complicaciones y mortalidad. Cuatro meta análisis (25-28)
concluyen que la alimentación por sonda nasogástrica es
factible, segura y bien tolerada y, en comparación con la
alimentación por sonda nasoyeyunal, no aumenta la tasa de
complicaciones, la mortalidad, la recurrencia del dolor por
realimentación ni prolonga la estancia hospitalaria en pacientes
con PA severa. A pesar de estos resultados, alrededor del 15% de los
pacientes experimentarán intolerancia digestiva, principalmente
debido a retardo en el vaciamiento gástrico,(25,26) en esta situación, se requiere alimentación por sonda nasoyeyunal.
El CAG (1) y la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y
Metabolismo ESPEN recomiendan que, si se requiere NE en pacientes con
PA, debe administrarse por sonda nasogástrica, se debe utilizar
sonda nasoyeyunal en caso de intolerancia.(6)
El momento real del inicio de la alimentación gástrica
puede variar de acuerdo con las características individuales de
cada paciente, pero como guía, esta debe iniciarse entre 24 y 48
horas después del ingreso hospitalario.(29) Esta
recomendación está respaldada por los resultados de un
ensayo controlado aleatorio reciente y un meta análisis anterior.(30,31)
En otro ensayo controlado aleatorio de alimentación temprana y
tardía en pacientes con PA ingresados en una UCI, el inicio de
la alimentación por sonda entre 24 y 48 horas después de
la admisión hospitalaria condujeron a un riesgo
significativamente menor de falla orgánica (5 de 30 pacientes en
el grupo inicial frente a 13 de 30 pacientes en el grupo tardío)
y complicaciones infecciosas pancreáticas (3 de 30 pacientes en
el grupo inicialvs 10 de los 30 pacientes del grupo tardío). (30)
NE en pacientes con PA severa: En pacientes que presenten intolerancia
a la NE, se deben tomar medidas para mejorar la tolerancia, estas
medidas incluyen minimizar el período de íleo iniciando
NE tan pronto como sea posible dentro de las primeras 48 horas de
admisión a la UCI, desviando el nivel de infusión de NE
más distalmente en el tracto gastrointestinal, cambiando de una
fórmula polimérica estándar a una que contenga
péptidos pequeños y triglicéridos de cadena media
y cambiando la administración de bolo a infusión
continua.(32)
Las complicaciones de la PA severa que pueden contraindicar el uso de
NE incluyen obstrucción intestinal, síndrome
compartimental abdominal, íleo paralítico prolongado e
isquemia mesentérica,(33) y se presentan en aproximadamente el 20% de los pacientes.
Cuando sea en imposible acceder el tracto gastrointestinal o cuando
haya intolerancia a la NE puede ser necesario el aporte de nutrientes
por vía parenteral. Lo más importante en esta etapa es
lograr una restauración de líquidos por vía IV,
corregir los desequilibrios hidroelectrolíticos y suministrar
analgesia. Después de este período, si se espera que los
pacientes no inicien la vía oral por un tiempo de 5 a 7
días, se debe iniciar nutrición parenteral total (NPT),
la cual hay que ir incrementando progresivamente controlando los
niveles de glucosa por debajo de 150-200 mg/dl. Las probabilidades de
intolerancia a la glucosa están en el rango de 60 a 80% y la
hiperglicemia resultante puede exacerbar la incidencia de
infección nosocomial y sepsis relacionada con catéter.
Los suplementos de glutamina parenteral en pacientes que reciben NP han
reportado un beneficio pronóstico con una estadía
hospitalaria más corta, una reducción de las
complicaciones infecciosas, una menor necesidad de cirugía, un
mejor control glicémico y una resolución más
rápida de los marcadores bioquímicos inflamatorios. (13)
Cuando avanzar a la vía oral: La severidad de la enfermedad
determina la progresión a la dieta oral. En PA leve, la ingesta
oral generalmente se restablece rápidamente, la
alimentación oral se puede iniciar inmediatamente si no hay
náuseas y/o vómitos, y se haya resuelto el dolor
abdominal independientemente de las concentraciones de las enzimas
pancreáticas.(1,6) La alimentación oral inmediata con una
dieta blanda parece tener mejor tolerancia en comparación con
las dietas de líquidos claros.(6) Los pacientes con PA moderada
son menos propensos a sufrir complicaciones y probablemente inicien la
vía oral dentro de cinco días después del ingreso.
Los pacientes con PA severa tienen una atonía gástrica y
duodenal más prolongada, mayor riesgo de complicaciones y mayor
probabilidad de requerir al menos una operación y en
consecuencia menor probabilidad de progresar a la vía oral
dentro de los siguientes cinco días.
Manejo quirúrgico: Los signos o sospecha de necrosis infectada
en un paciente sintomático requieren intervención,
indicándose un tratamiento escalonado que comienza con drenaje
percutáneo o endoscópico.(34-37) Otra indicación
para la realización de drenaje percutáneo o
endoscópico es el deterioro clínico con signos o sospecha
de pancreatitis necrotizante infectada.(5) La mayoría de los pacientes con pancreatitis necrotizante estéril pueden tratarse sin intervenciones. (38)
La cirugía está indicada cuando el paciente presenta
complicaciones tales como síndrome compartimental abdominal,
sangrado agudo continuo, isquemia intestinal o colecistitis
necrotizante aguda en el curso de la PA.(5)
El posponer las intervenciones quirúrgicas durante más de
4 semanas después del inicio de la enfermedad resulta en una
menor mortalidad.(3,5) Con la cirugía tardía, se produce
la demarcación de la necrosis, lo que resulta en menos lesiones
en tejidos vitales. Por tanto, en la cirugía tardía, hay
menos sangrado y la necrosectomía es más eficaz. En un
meta análisis reciente se comparó cirugía
tardía con cirugía temprana, el momento de las
intervenciones quirúrgicas se comparó en tres puntos de
corte diferentes (72 h, 12 días y 30 días). En todos los
puntos de corte, la cirugía tardía resultó en un
claro beneficio de supervivencia. (39)
Si se necesita una cirugía de emergencia antes por otras
indicaciones no se recomienda el drenaje o la necrosectomía de
forma rutinaria.(34,37).
Las estrategias quirúrgicas mínimamente invasivas, como
la necrosectomía endoscópica transgástrica o el
desbridamiento retroperitoneal asistido por video (VARD), dan como
resultado menos insuficiencia orgánica posoperatoria de nueva
aparición, pero requieren más intervenciones.(5)
Cuando el drenaje percutáneo no da como resultado la
resolución de la infección las opciones de manejo
incluyen cirugía abierta, cirugía mínima invasiva,
cirugía endoscópica y una combinación de estas. En
general, se asume que la cirugía abierta provoca una respuesta
inflamatoria más grave. La tasa de mortalidad después de
la necrosectomía abierta varía entre el 8,8 y el 22% en
las series contemporáneas.(40-42) Meta análisis recientes
sugieren una mortalidad a corto plazo similar en la
necrosectomía mínimamente invasiva y abierta. Sin
embargo, la necrosectomía abierta podría estar asociada
con un aumento de los eventos adversos y la insuficiencia
orgánica posoperatoria en comparación con la
necrosectomía mínimamente invasiva, aunque la calidad de
la evidencia es baja.(43,44) La Sociedad Mundial de Cirugía de
Emergencia para el tratamiento de la pancreatitis severa publicadas
recientemente, la necrosectomía abierta sigue siendo una
opción de tratamiento válida para la necrosis
pancreática complicada después de un esquema de
tratamiento escalonado.(5)
En un estudio reciente cuyo objetivo fue determinar los factores de
riesgo de mortalidad y morbilidad después de la
necrosectomía abierta encontraron que los pacientes con necrosis
bien delimitadas que se tratan con necrosectomía abierta
después de 28 días desde el inicio de la enfermedad
tienen una mortalidad de alrededor del 10%. La mortalidad es superior
al 50% cuando existen múltiples factores de riesgo, concluyendo
que la necrosectomía abierta es un tratamiento viable en
pacientes seleccionados con necrosis pancreática complicada.(45)
CONCLUSIÓN
La pancreatitis implica un amplio espectro de gravedad de la
enfermedad, desde pancreatitis leve a severa con necrosis infectada. En
la enfermedad leve, es seguro proporcionar una dieta oral a demanda, no
limitada a líquidos claros. En el caso de complicaciones la
terapia nutricional es primordial; se recomienda la alimentación
gástrica con una fórmula polimérica
estándar. Si hay intolerancia se puede probar la
alimentación post pilórica. La NP se indica cuando hay
intolerancia a la NE.
Las intervenciones para la pancreatitis necrotizante deben realizarse
preferiblemente después de cuatro semanas del inicio de la
enfermedad mediante un manejo escalonado comenzando con el drenaje
percutáneo, drenaje mediante cirugía mínima
invasiva o necrosectomía abierta.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaran no tener conflicto de intereses
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